Ramón Gómez de la Serna, "Ramón" fue uno de los literatos más singulares ("sensu estricto") de su época. Enclavado, por edad, en el Novecentismo, es el que da a conocer las Vanguardias europeas en España. El director de la RAE, Victor García de la Concha habla de la Generación unipersonal de Ramón, tomando prestado un conocido artículo de Melchor Fernández Almagro de 1923. Ramón fue inclasificable y único, tanto que en literatura, es "Ramón".
Creador de la greguería, aficionado a la radio, al Rastro, al circo, al cine, podemos ver un fragmento de un vídeo donde hace un monólogo muy vanguardista, aunque deberíamos decir, con más propiedad, "ramoniano".
Greguerías
El 6 es el número que va a tener familia.
Descartes: el que se descartó de muchas ideas para quedarse sólo con las buenas.
Lo más importante de la vida es no haber muerto.
El cerebro es un paquete de ideas arrugadas que llevamos en la cabeza.
Venecia es el sitio en que navegan los violines.
El reloj del capitán de barco cuenta las olas.
El Coliseo en ruinas es como una taza rota del desayuno de los siglos.
La ametralladora suena a máquina de escribir de la muerte.
El lápiz sólo escribe sombras de palabras.
El agua no tiene memoria: por eso es tan limpia.
La postura de la cigüeña sobre una pata se debe a lo largas que son las esperas hasta que salen los niños.
La pulga hace guitarrista al perro.
¿Qué está haciendo en realidad la luna? La luna está tomando el sol.
El perfume es el eco de las flores.
Después de nudista se es huesista.
El mar sólo ve viajar: él no ha viajado nunca.
En el vinagre está todo el mal humor del vino.
El espantapájaros semeja un espía fusilado.
El tenedor es el peine de los tallarines.
Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia.
La ópera es la verdad de la mentira, y el cine es la mentira de la verdad.
Lo único que está mal en la muerte es que nuestro esqueleto podrá confundirse con otro
Nunca es tarde si la sopa es buena.
Al agonizar el viejo marino pidió que le acercasen un espejo para ver el mar por última vez.
¡Qué tragedia! Envejecían sus manos y no envejecían sus sortijas.
La sidra quisiera ser champán, pero no puede porque no ha viajado por el extranjero.
El hambre del hambriento no tiene hache porque el verdadero hambriento se la ha comido.
Cuando asomados a la ventanilla echa a andar el tren robamos adioses que no eran para nosotros.
El día en que se encuentre un beso fósil se sabrá si el amor existió en la época cuaternaria.
Las pirámides son las jorobas del desierto.
A la media botella de vino siempre le faltará la otra mitad.
El vermú es el aperitivo al que se llama de tú.
El dolor más grande del mundo es el dolor de colmillo de elefante.
El olivo es el espejo del alba.
Las pasas son uvas octogenarias.
Cuando el armario está abierto parece que toda la casa bosteza.
La escoba baila el vals de la mañana.
Para evitar el calor los termómetros del verano deberían colocarse al revés.
En invierno los rosales están pensando en sus rosas.
Sobre las hojas grises de los olivos gravita aún el polvo que levantaron los carros romanos y las diligencias.
Franklin salía los días de tormenta con un paraguas dotado de pararrayos.
Al oír la sirena parece que el barco se suena la nariz.
En la Vía Láctea se agolpa el polvo fulgurante que levantaron en su camino las carrozas siderales de los grandes mitos.
Las latas de conservas vacías quedan con la lengua de hojalata fuera.
El Pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa.
Ponerse los calcetines al revés es ir hacia atrás en vez de ir hacia adelante.
Se dice dentífrico, suena a dentífrico, pero sonaría más a dientes si fuese "dientífrico".
Cuando el domingo caiga en lunes, la vida habrá perdido la cabeza.
La mujer se limpia con un pañuelito muy chico los grandes dolores y los grandes catarros.
Al abrir un libro recién encuadernado suena como si tuviera un reuma articular.
Lo peor de los médicos es que le miran a uno como si uno no fuera uno mismo.
Los caballeros con gola llevaban la cabeza servida en un frutero.
Vivir es amanecer.
El pez más difícil de pescar es el jabón dentro del baño.
Cuando una mujer te plancha la solapa con la mano ya estás perdido.
Trueno: caída de un baúl por las escaleras del cielo.
Lor tornillos son clavos peinados con raya en medio.
Las primeras gotas de la tormenta bajan a ver si hay tierra en que aterrizar.
Cuando la mujer pide ensalada de frutas para dos, perfeccionan el pecado original.
Cuando el violinista se presenta con el violín colgado de la mano es como el ginecólogo con el niño que acaba de nacer.
En la manera de matar la colilla contra el cenicero se reconoce a la mujer cruel.
El arco iris es la cinta que se pone la Naturaleza después de haberse lavado la cabeza.
El ciego mueve su blanco bastón como tomando la temperatura de la indiferencia humana.
Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado.
Las violetas son actrices retiradas en el otoño de su vida.
Los que bajan del avión parecen salir del Arca de Noé.
La felicidad consiste en ser un desgraciado que se sienta feliz.
Roncar es tomar ruidosamente sopa de sueño.
Los presos a través de la reja ven la libertad a la parrilla.
Tan impaciente estaba por tomar el taxi, que abrió las dos portezuelas y entró por los dos lados.
Los recuerdos encogen como las camisetas.
Las flores que no huelen son flores mudas.
El único recuerdo retrospectivo que le queda al día es ese ruidito que hace el despertador cuando pasa por la misma hora en que sonó la última vez.
La lechuga es toda enaguas.
Principio de primavera: un niño solo en todo el “tío vivo”.
Lo más difícil de digerir en un banquete es la pata de la mesa que nos ha tocado en suerte.
La escritura china es un cementerio de letras.
La cebra el el animal que luce por fuera su radiografía interior.
Estamos mirando el abismo de la vejez y los niños vienen por detrás y nos empujan.
La faja del nene es la primera venda de la vida.
Los cocodrilos están siempre en pleno concurso de bostezos.
La arrugada corteza de los árboles revela que la Naturaleza es una anciana.
La T es el martillo del abecedario.
El búfalo es el toro jubilado de la prehistoria.
El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.
A las doce las manillas del reloj presentan armas.
Al sentarnos al borde de la cama, somos presidiarios reflexionando en su condena.
Las estrellas trabajan con red. Por eso no se cae ninguna sobre nuestra cabeza.
Los que juegan al aro corren detrás del reloj sin cifras.
Cuando la mujer se quita una media parece que va a mirarse una herida.
Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.
Lo peor de los pobres es que no pueden dar dinero.
La noche que acaba de pasar se va al mismo sitio en que está la noche más antigua del mundo.
Genio: el que vive de nada y no se muere.
Los pinguinos son unos niños que se han escapado de la mesa con el babero puesto.
Los paraquas están de luto por las sombrillas desaparecidas.
Después de usar el dentífrico nos miramos los dientes con gesto de fieras.
La Y es la copa de champaña del alfabeto.
El espantapájaros semeja un espía fusilado.
El que pide un vaso de agua en las visitas es un conferenciante fracasado.
El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero.
Los que matan a una mujer y después se suicidan debían variar el sistema: suicidarse antes y matarla después.
Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.
¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la Tierra?
La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.
Lo peor del loro es que quiera hablar por teléfono.
Respetamos ese insecto que se pasea por el frutero porque es el que ha becado el campo para que vea la ciudad.
El sueño es un depósito de objetos extraviados.
No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino.
La prisa es lo que nos lleva a la muerte.
En cada día amanece todo el tiempo.
El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.
Por los ojos nos vamos de la vida.
Nos sorprende ver en la tienda de antigüedades la taza en que tomábamos el café con leche cuando eramos niños.
Es sorprendente cómo se mete la fiebre en el tiralíneas del termómetro.
Astrónomo es un señor que se duerme mirando las estrellas.
La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo.
En lo que más avanza la civilización es en la perfección de los envases.
El ventilador debía dar aire caliente en invierno.
La historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad.
En las grandes solemnidades llenas de personajes uniformados parece que hay algunos repetidos.
Me gustaría pertenecer a esa época del futuro en que la historia tendrá doscientos tomos, para ver cómo se la aprenderán los niños.
No confiéis demasiado en vuestro propio corazón, porque él os fallará en definitiva.
No importa que nuestro vaso sea pequeño, pues lo importante es que la botella esté llena.
No debemos ser cómplices ni de nosotros mismos.
A un mentiroso sólo lo cura un sordo.
La popularidad es que nos conozcan los que no conocemos.
La mayor ingenuidad del novel círculo literario es el nombramiento de tesorero.
El lector -como la mujer- ama más a quien le ha engañado más.
Al cine hay que ir bien peinado, sobre todo por detrás.
No hay nada que desoriente tanto como un número de teléfono que hemos apuntado y que no sabemos a quién pertenece.
Hay tipos a los que es tan difícil sacarles una idea de la cabeza como el tapón que se ha hundido en la botella.
La bufanda es para los que bufan de frío.
El café con leche es una bebida mulata.
La plancha eléctrica parece servir café a las camisas.
Era tan celoso que resultaba proceloso.
El ventilador afeita el calor.
Al sentirnos mal tenemos sudor frío de botijos.
Los bebes con chupete miran al fumador con pipa como a un compañero de cochecito.
Las alpargatas tempraneras pasan dando bofetadas al suelo.
Se le pone otra hache a Sánchez y es Shakespeare.
Al oír que dice el bruto "Yo solo me he hecho a mí mismo", pensamos en lo mal escultor que ha sido.
El arcoiris es como el anuncio de una tintorería.
El sostén es el antifaz de los senos.
Lo que le da más grima al cuchillo es partir un limón.
Los negros son negros porque sólo así logran estar a la sombra bajo el sol de África.
El león tiene en la punta de la cola la brocha de afeitar.
Las pirámides hacen jorobado al desierto.
El gato rubrica todos sus pensamientos con la cola.
Cuando el martillo pierde la cabeza, los clavos se ríen.
El camello tiene cara de cordero jorobado.