Saltar al contenido

Visor

Solucionario a las tareas del texto de Espido Freire

Tanto hombres como mujeres

El Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, ha puesto el dedo en la llaga: el 70% de las labores domésticas las llevan a cabo las mujeres de la familia. El mito del matriarcado vasco no les ha servido para trepar en las listas de reparto de tareas; los vascos cocinan, como dice el tópico, y muchos de ellos muy bien, pero limitan esa tarea a los platos de lucimiento (barbacoas, paellas, especialidades de domingo), y no aplican a ellos los principios de ahorro económico y energético que se recomienda.

En una tierra como la vasca, con una incorporación altísima de mujeres al mercado laboral, con un porcentaje de parejas de hecho elevado, también, el machismo deja paso a la cara dura: las nuevas generaciones, tanto de hombres como de mujeres, no han sido educadas para atender las labores del hogar. Sin embargo, por el refuerzo de rol, y por ausencia de la sobreprotección absurda de la que gozan los varones, las muchachas, de camino a la edad adulta, han aprendido a realizarlas. Los hombres no las asumen, no tanto por valores masculinos, sino porque son incómodas, no remuneradas, y nada prestigiosas. No implican a priori rapidez, pericia, inteligencia o precisión, aunque requieran de esas cualidades. Se trata de vagancia, de la naturalidad con la que se asume que lo desagradable y lo incómodo recae sobre la madre, o la aspirante a serlo (novia-esposa) y la cómoda ley de compensaciones que hace que uno ponga la mesa y la otra limpie la casa.

La negociación del reparto de tareas resulta imposible en muchas parejas, y solo se resuelve con el pago a un tercero para que las realice. Mientras tanto, una asociación granadina anuncia un curso patrocinado por el Ayuntamiento y destinado "a las chicas universitarias que quieran ser mujeres 10 el día de mañana" (cita literal) en el que se les enseña a hacer una buena tortilla de patata, coger el bajo de un pantalón y cocinar para mantener el tipo. Oh, sí. Cómo podría explicarse mi carrera profesional sin mi pericia para la tortilla de patata.

Espido Freire. Público.es 07/03/2008

CUESTIONES

1. Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a) Enuncie el tema del texto (0,5 puntos);

El tema es la crítica es la perpetuación de los roles de género en las laboras domésticas

b) Detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos)

El texto de Espido Freire tiene un titular que nos anticipa la conclusión de todo el texto, “Tanto hombres como mujeres”. Los tres párrafos que siguen sirven de ejemplo, con valor argumentativo, del problema que se plantea; con datos del País Vasco en los dos primeros y con datos de una asociación granadina vinculada al Ayuntamiento en el tercero.

La pretensión de objetividad de la autora queda clara al aportarnos datos numéricos de un organismo oficial, haciendo uso de un código formal, más llamativo. Pero esta pretensión de objetividad se rompe muy pronto con el uso de adjetivos superlativos en “incorporación altísima”, muestra clara de subjetividad.

Atendiendo al plano morfosintáctico, los verbos están mayormente conjugados en presente con valor actual o habitual como llevan a cabo, cocinan, aplican, mostrando una realidad presente. De igual modo, abundan los verbos en pretérito perfecto compuesto, de aspecto perfectivo, acabado, pero con claras repercusiones en el presente (ha servido, han sido educadas (voz pasiva pura)). En busca de esa objetividad, se usa mayoritariamente la 3ª persona, en singular o plural y es mayoritario el modo indicativo. También están presentes los adjetivos de relación (labores domésticas, mercado laboral, carrera profesional) y no son infrecuentes los adjetivos especificativos (matriarcado vasco, asociación granadina, chicas universitarias). Por ello son más relevantes los adjetivos explicativos, con un valor claramente subjetivo, (cómoda ley, buena tortilla de patata). Como se ha podido comprobar respeta la posposición objetiva frente a la anteposición subjetiva del adjetivo. Pero donde más resaltan los adjetivos es en su función de atributo, con adjetivos claramente valorativos, (incómodas, no remuneradas y nada prestigiosas). Los determinantes basculan también entre la objetividad y la subjetividad: Por una lado, los artículos generalizadores (las mujeres, los hombres, los varones las muchachas) marcando siempre la expresión del género, tan importante en el texto; en especial destacan los indefinidos (uno ponga la mesa y la otra limpie la casa.) sobre todo si tenemos en cuenta “el enorme esfuerzo” que requiere la primera tarea frente a la liviandad de la segunda (ironía sobre la que intenta llamar la atención la autora). En frente, la última línea deja aparecer, por fin, la subjetividad total de primera persona que confronta, con el mismo posesivo “mi carrera profesional” con “mi pericia para la tortilla de patata”. El carácter claramente irónico de esta oración destaca más por la desaparición de los signos de interrogación o exclamación, presentándose como si fuera enunciativa. Todo recalcado por la perífrasis con condicional, (Cómo podría explicarse), con un matiz desiderativo absolutamente irónico. Todavía es más destacable la indignación  en la interjección, por su brevedad, también sin signos de exclamación: Oh, sí. Tal indignación, recalcada con el uso de comillas y la aclaración entre paréntesis para que no haya dudas, procede de la simple enumeración de acciones que enseñan a la “chica universitaria” para convertirse “en mujer 10 el día de mañana”: hacer una buena tortilla de patata, coger el bajo de un pantalón y cocinar para mantener el tipo.

Aquí ya podemos ver cómo en todo es texto están presentes claramente los valores connotativos de palabras que enfrentan los roles masculino frente al femenino. La cotidianidad de la tortilla de la madre, novia-esposa frente a la carrera profesional, o frente a las barbacoas o paellas domingueras de los señores. Opone la enumeración de todos los sustantivos abstractos “rapidez, pericia, inteligencia o precisión” de los hombres a los dos adjetivos en sustantivación neutra “lo desagradable y lo incómodo” de “sus labores”, como acostumbraba a poner en los DNI de las “amas de casa”.

Para acabar, la autora pretende llegar al mayor número de lectores. No duda en echar mano de expresiones coloquiales, como cara dura, trepar en las listas, pero dejando clara su competencia profesional de escritora, con las figuras literarias señaladas o la expresión de latinismos como “a priori” aunque su uso esté muy extendido.

 c) Indique qué tipo de texto es. (0,25)

Es un texto periodístico de opinión, probablemete una columna. Es de tipo argumentativo si bien la autora se apoya en la exposición de datos contrastados.

 2. Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto)

En el País Vasco, a pesar de la concepción matriarcal de la familia, las labores domésticas siguen estando en manos de mujeres. Ni siquiera la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral ha servido para revertir la situación. Las nuevas generaciones no se han formado para afrontar estas tareas, que acaban desarrollándolas las mujeres. Los hombres las rechazan por comodidad y por ser poco gratificantes. La solución a veces consiste en recurrir al servicio de una tercera persona. Nos podemos encontrar con casos indignantes que incitan a las universitarias a formarse en “sus labores” como ha sucedido en Granada.

3. Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de que las tareas domésticas deban estar en manos femeninas. Respuesta libre

4.a. Analice sintácticamente (1,5 punto):

a. El mito del matriarcado vasco no les ha servido para trepar en las listas de reparto de tareas.

Solución A.

Solución B

Comentario: Ambas soluciones son correcta. En los dos casos, es importante señalar que se trata de oraciones de INFINITIVO, para evitar tener que poner el sujeto, pues ambas lo tienen semánticamente ( sería, las mujeres, que aparece reflejado en les en la oración) aunque no pueda aparecer al ser el infinitivo una forma no personal. Sería, por tanto erróneo, calificar la oración de impersonal. Para salvar esta contradicción, señalamos mejor que una oración con infinitivo.

b. No implican a priori inteligencia o precisión, aunque requieran de esas cualidades.

Comentario: La presencia del subjuntivo en la segunda oración nos inclina la balanza hacia la subordinación concesiva y no la coordinación adversativa. El subjuntivo, en buena medida, siempre es un tiempo dependiente, que es lo que indica aquí la relación semántica entre ambas oraciones. Un punto a favor de la mujer, que requieren casi obligatoriamente de cualidades tan elevadas como la inteligencia o la precisión para hacer sus tareas. Si estuvieran coordinadas, esa relación sería menos estrecha.

4.b. Analice la estructura morfológica de  desagradable y asociación, analice su estructura morfológica y señale a qué proceso de formación de palabras responde. (1 punto)

Desagradable es un adjetivo en sustantivación neutra (lo desagradable) que está formado por un lexema –agrad-(ar), un morfema derivativo sufijo –able y un morfema derivativo prefijo des-. Por tanto puede considerarse doblemente derivada.

Asociación es un sustantivo femenino, que esta formado por el lexema soci-(o), al que se unen a la vez un morfema derivativo prefijo a- y un morfema derivativo sufijo –ación. Podemos comprobar que no es doblemente derivada, como el caso anterior porque no existe, como sustantivo ni *asocio ni *sociación. Se trata, pues de una palabra parasintética

4.c. Explique el significado de “ha puesto el dedo en la llaga”. ¿Qué proceso motiva el cambio de significado?

Poner del dedo en la llaga es una expresión, posiblemente de origen bíblico, que alude al hecho de tratar de un tema cuya única mención ya es doloroso o conflictivo para nuestro interlocutor. Si encima se habla sobre él es doblemente doloroso. La llaga es una herida muy dolorosa sin más. Si encima se urga con el dedo, produce un dolor más intenso todavía. Posiblemente nace del pasaje evangélico donde el apóstol Tomás expresa dudas de la resurrección de Jesús hasta que no metiera el dedo en sus llagas. Se trata, por tanto de un proceso metafórico de cambio de significado.