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Visor

Solucionario del Modelo de 2009, Opción B (Fernando Iwasaki)

Muchos años después, ante un lienzo de Sorolla o en alguna de las playas de Huelva, recordé que la serena mirada de la madre Paloma fue para mí la primera sensación azul de España. Pero entonces contaba cuatro años y ni siquiera tenía noción de la existencia de mi propio país. Solo sabía que la madre Paloma tenía los ojos más bonitos del mundo y que hablaba muy raro.

En realidad, me encantaba escuchar cómo llamaba “sacapuntas” al tajador y “goma” al borrador, pero lo más hermoso venía cuando tomaba mi mano y me enseñaba a trazar los redondos perfiles de las letras. Todavía reverbera en mi memoria el cálido arrullo de su voz, pues sólo en los cuentos narrados por la madre Paloma los zorros sonaban como zorros y las canastas se convertían en cestas.

Sin embargo, no supe que era española hasta que un lunes por la mañana mi madre me dijo: “Cuando llegues a la clase, dile a la madre Paloma que ayer comiste callos a la madrileña”. A mí de primera impresión me entraron unas náuseas espantosas, pues yo creía que los callos sólo eran esos ásperos pellejos que mi padre se rebanaba de los talones con el esmero de un cirujano. Así que fue un alivio saber que los callos en España no eran otra cosa que el mondongo, una tripita muy rica que en mi casa guisaban para preparar cau cau, y desde aquel domingo también callos a la madrileña. ¿Pero por qué “callos” y encima “a la madrileña”?

Mamá me explicó que la madre Paloma había nacido en otro país que se llamaba España y donde hablaban el mismo idioma que nosotros, sólo que a veces empleando distintas palabras. Luego me dijo que así como Lima era la capital del Perú, Madrid era la capital de España, pero a mí ya no me interesaban las cuestiones geográficas sino las lingüísticas. ¿Cómo llamaría la madre Paloma a los callos de los pies? A lo mejor mondongo.

                                                                      Fernando Iwasaki Cauti, El descubrimiento de España.

1. Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a)      Enuncie el tema del texto. El tema es el descubrimiento de las diferencias lingüísticas entre el castellano hablado en Perú y en España.

b)      Detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes. 

Esas diferencias se hacen más evidentes para  quien ha vivido, como el autor, en los dos ambientes. Por ello, es un texto de múltiples referencias metalingüísticas, para lo cual hace uso de comillas y cursivas, marcando las diferencias entre ambas variedades diatópicas del castellano.

El autor hace una remembranza de su maestra de procedencia española. Todo el texto constituye una única anécdota con el tema ya señalado.

Atendiendo al plano fónico, cabría destacar la línea novena, en donde se evidencia el seseo casi general de Hispanoamérica; así “los sorros suenan como zorros” (imposible de reflejar en la escritura) usando un juego de palabras que solo tiene sentido por la doble pronunciación. Igualmente las canastas se convertían en “zestas” en boca de la madre Paloma, que no “sestas”.

En el plano morfosintáctico, se observa que el texto está narrado en primera persona desde el presente, como atestigua el verbo “reverbera”, recalcado por el adverbio temporal “todavía”. Iwasaki se sitúa en España y recuerda su tierna infancia. Por ello, los verbos más abundantes están en tiempos pasados, el pretérito imperfecto para acciones durativas y/o reiterativas (“me encantaba”, “me enseñaba”) y el pretérito perfecto perfecto simple para acciones acabadas (“supe”, “dijo”). Quedan fuera de esta consideración los verbos que se usan en la oración en estilo directo puesta en boca de su madre (Mi madre me dijo: “…”), que recuperan la correlación temporal cuando usa el estilo indirecto: “Mamá me explicó que la madre paloma había nacido…”  con el pretérito pluscuamperfecto, anterior a otro tiempo también pasado, “explicó”.

Como comprobamos, la primera persona se reitera a lo largo de todo el texto a través no solo de los verbos, sino de los pronombres personales y los determinantes posesivos (“me”, “mi”). Se alterna con la tercera del singular referida bien a la madre Paloma, bien a su mamá.

Respecto a los adjetivos, la mayoría tienen carácter valorativo, ya sea positivo, como “serena mirada”, los ojos más bonitos (la gradación intensifica su carácter subjetivo), “cálido arrullo”, ya sea negativo, como “náuseas espantosas”, o “ásperos pellejos”. Como se comprueba, prefiere la anteposición, más subjetiva que la posposición.

La mayoría de sustantivos son comunes, aunque utiliza algunos propios para situarnos a caballo entre los dos continentes (Sorolla, Huelva, Madrid, España, Perú, Lima). este contraste aparece reflejado también en la relativa abundancia de oraciones con matiz adversativo. Con abundancia de conjunciones y conectores textuales como “pero”, “en realidad”, “Sin embargo”.

En este sentido, el plano léxico-semántico es el que más atrae la atención del lector, como ya señalamos al comienzo con el uso de comillas y cursiva: se enfrentan y contraponen los usos peruanos frente a los usos españoles. Y no solo en sus valores denotativos, como ocurre en los téminos referidos al campo semántico de la educación, sino sobre todo connotativos, en los referidos a la comida. La palabra polisémica española “callos” le resulta repugnante, frente a “mondongo”, convertida afectivamente en “tripita”, con el apreciativo diminutivo cariñoso. Sin embargo, “mondongo” sería bastante repulsiva para los españoles que conocieran su significado, pues es ya casi un arcaísmo para referirse a los intestinos, “las tripas” de los rumiantes. De ahí que nuestro protagonista, desde la perspectiva de los cuatro años, reflexione  constantemente, a través de las oraciones interrogativas,  sobre estas cuestiones lingüísticas, en una suerte de “diálogo interior” muy humorístico.

Las figuras literarias se acumulan en el primer párrafo, cuando describe los ojos azules de la madre Paloma, desde las sinestesias “serena mirada” y “sensación azul” hasta la hipérbole “los ojos más bonitos del mundo”. Pero, sobre todo al ponerlos en relación con el azul de las playas de Huelva o el azul de los cuadros de Sorolla, que le han hecho recordar el azul de sus ojos.  

El juego literario más interesante es la referencia intertextual a una de las novelas más importantes del siglo XX, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, cuyo comienzo debería ser de sobra conocido: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Por ello este profesor no entiende que hayan suprimido del programa de 2º de bachillerato toda referencia a la literatura hispanoamericana del siglo XX.

c)      Indique qué tipo de texto es.

Se trata de un texto narrativo de carácter autobiográfico, aunque podría en parte considerarse expositivo al para explicar las variedades lingüísticas del castellano. Forma parte  de un ensayo El descubrimiento de España

2. Redacte un resumen del contenido del texto.

El autor recuerda los ojos azules y la voz de la madre Paloma, su primera maestra. Con sus cuatro años, le llamaba la atención la forma de pronunciar y las palabras que usaba. Supo que era española gracias a su madre, que deshizo el malentendido con la palabra "callos", que en Perú llaman mondongo, y que había interpretado solo como los pellejos que se quitaba su padre de los pies. Esto le llevó a interesarse por estas cuestiones lingüísticas.

4.a. Analice sintácticamente:

4.b. Analice la estructura morfológica de  sacapuntas y tajador, analice su estructura morfológica y señale a qué proceso de formación de palabras responde. (1 punto)

Sacapuntas es un sustantivo masculino singular cuyo proceso de formación es la composición patrimonial a partir de dos lexemas: saca + puntas. En este último caso, la –s no tiene valor flexivo.

Tajador es un un sustantivo masculino singular y su proceso de formación es la derivación, a partir del verbo taj-ar, al que se le añaden dos morfemas derivativos sufijos: -ad- y –or. Puede considerarse el morfema –ad- como desinencia, pues forma el participio. Por ello, podría distinguirse la -a- como vocal temática.

4.c. Explique el concepto de sinonimia. Proponga un sinónimo de serena (lín.2) y otro de reverberar (lín. 8) según el significado que tienen en el texto.

La sinonimia es la relación semántica entre palabras que tienen el mismo significado pero distinto significante. Realmente, no existen sinónimos totales, es decir, que sean sustituibles unos por otros en cualquier contexto, sino que tienen matices que los diferencian. Un sinónimo de serena podría ser tranquila. Reverberar podría sustituirse contextualmente por resonar, aunque denotativamente tengan poca relación.