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El léxico castellano o español

Hablaríamos también de la almazara, con sus prensas y su molón con la tolva y la zafa de dura piedra. Entraríamos en la bodega y en ella veríamos el jaraíz donde se estrujan los racimos, los toneles en que se guarda el mosto y la alquitara en que se destila el alcohol.

Azorín. Las confesiones de un pequeño filósofo.

El léxico español.

Es el conjunto de palabras de una lengua. Es un conjunto abierto, en donde pueden entrar nuevas palabras y perderse muchas otras que ya no usamos. Lo comprobamos si volvemos a leer el texto de la cabecera.

Base latina.

El léxico español está formado mayoritariamente por las palabras procedentes del latín. El porcentaje de palabras de procedencia latina se estima en un 73%. Ahora bien, no todas han sufrido los mismos cambios, ni se han incorporado a la lengua de la misma forma. Se distinguen dos vías:

  • Vía patrimonial:

Son aquellas palabras que han estado presentes siempre en nuestra lengua, desde que los romanos llegaron a la Península 3n el siglo II a. C. hasta hoy. Nuestra lengua no es sino "latín del Siglo XXI". Estas palabras han cambiado fonéticamente (al igual que los otros niveles de la lengua) hasta el punto de que, a veces, no se puede reconocer su "paternidad" latina. Así, la palabra latina hominem es nuestra actual hombre. En medio de ambas, hay toda una evolución que sólo se encontraría si se estudian los textos medievales. Todas ellas se conocen como palabras patrimoniales.

  • Vía culta:

Otras palabras han sido introducidas en la lengua en diferentes épocas de la historia, generalmente por escritores cultos que necesitaban vocablos para designar conceptos nuevos o por necesidades expresivas o artísticas. Estas palabras se denominan cultismos. En su origen, eran palabras propias de personas cultas, pero la mayoría de ellas pronto pasaron a la lengua estandar y hoy son palabras de uso y significado muy común.
Frente a las palabras patrimoniales, los cultismos no han sufrido apenas cambios fonéticos. Conservan casi intactos los fonemas del latín. Así, la palabra latina fraternus es hoy fraterno.
Ha habido diversas épocas en que la incorporación de cultismos se ha producido de forma masiva. En general, coinciden con épocas de latinización del lenguaje.

  • Doblete o par románico. En muchos casos, una misma palabra latina ha dado lugar a dos palabras castellanas, una patrimonial y un cultismo. Son los dobletes o pares románicos. Así collocare da lugar a colocar (cultismo) y colgar (patrimonial).
  • Latinismos. Además el latín sigue aportando palabras al castellano. Son palabras que se han incorporado recientemente del latín, sin ningún cambio. Así, usamos: estatus, quid, déficit, superávitréquiem, curriculum vitae, etc

    Préstamos.

    A esa base latina, se han ido incorporando otros préstamos léxicos. Unos se fueron incorporando al latín, desde donde han sufrido los mismos cambios que cualquier otra palabra latina. Por ello, son difíciles de reconocer. Se trata fundamentalmente de voces prerromanas y germanismos. Otros se incorporaron ya al naciente castellano, como los arabismos. Otros, finalmente, son de incorporación más o menos reciente.

    • Voces prerromanas.

    En la Península, antes de la Romanización (218 a - 29 y 19 a. C.) coexistían numerosos idiomas: lenguas celtas, iberas, turdetanas, etc. Los romanos lograron la uniformidad lingüística al imponer el latín como lengua común. Sólo un territorio permaneció aislado y su idioma subsistió y ha llegado hasta hoy: el vascuence o euskera.
    En efecto, son voces prerromanas: vega, barro, carrasca, páramo, balsa, losa, arroyo, camino, cabaña, camisa, braga, salmón, cerveza.

    • Germanismos.

    Los germanos, procedentes de Centro Europa, invadieron la Península Ibérica en el siglo V. Para combatir a estas tribus invasoras (suevos, vándalos, alanos), los romanos se aliaron con otro pueblo germánico, el de los visigodos, que acabaron imponiendo su poder militar. Sin embargo, como su número era escaso, adoptaron la lengua de los vencidos: el latín, en donde introdujeron algunas palabras germánicas o germanismos, referidas principalmente al campo bélico: adrede, agasajar, aspa, ataviar, brotar, escarnecer, escatimar, espía, espuela, esquila, estaca, galardón, gana, ganar, ganso, guardar, guerra, guiar, parra, rico, rapar, ropa, rueca, sala, tapa, triscar, ufano, yelmo.
    Hay también antropónimos (nombres propios de persona) germánicos: Alberto, Álvaro, Fernando, Rodrigo, Rosendo, Argimiro, Elvira, Gonzalo, Alfonso, etc. Y son también germánicos algunos topónimos (nombres de lugar): Mondariz, Guitiriz, Gondomar, Castrogeriz, Villafáfila, etc.

    • Arabismos

    Desde el 711 hasta 1492 fueron ocho siglos de convivencia, que se tradujo en una incorporación masiva de palabras árabes a las diversas lenguas hispánicas. El castellano posee hoy unas cuatro mil palabras (un 17% de léxico).

    Los árabes son los que enseñan álgebra, pues están acostumbrados a operar con cifras, y conocen el número cero.También practican la alquimia, en busca de la piedra filosofal. Conocen el alcohol, que destilan en alambiques. Su organización militar y administrativa es superior: alcaldes y alguaciles velan por el buen funcionamiento del municipio. Las campanas tocan a rebato, cuando se produce una algarabía; los alféreces y adalides dirigen a los jinetes, que destrozan todo con sus alfanjes. Pero también hay períodos de paz. Las mujeres se dedican a fabricar alfombras, albornoces, almohadas. Se adornan además con alhajas, abalorios y ajorcas, pues son muy zalameras. Las casas tienen bellos zaguanes, adornados con azulejos. De ahí se pasa a las alcobas. En la cocina tienen alacenas, donde guardan tazas y jarras. Como vemos, a los albañiles no les faltaba trabajo ; hacían buenos tabiques y azoteas. Y se preocupaban por el alcantarillado.  En el campo, hacían acequias, para retener el agua. Sacaban el agua de los pozos con norias y la repartían a través de zanjas. Con estos nuevos sistemas de regadío conseguían buenos productos, como berenjenas, zanahorias, sandías, alcachofas, alubias, arroz, azafrán, azúcar, etc. A veces, los jabalíes destrozaban los huertos. Las aceitunas eran prensadas en almazaras, de donde retiraban luego el aceite, después del pago de la maquila

    Además, se conservan numerosos topónimos: Alcalá, Algeciras, Madrid, Guadalajara, Medina de …; aunque el más extendido es el que hace referencia a los ríos, en árabe guad-: Guadalorce, Guadalquivir. Algunos topónimos mezclan el árabe con el latín: así Guadiana, "Río Ana" (denominación latina del mismo río) o Guadalupe, "río de los lobos", [lupi (plural), en latín].

    • Galicismos

    Las voces procedentes del francés (Galia) se han incorporado abundantemente al castellano en dos épocas, la Edad Media y el siglo XVIII. En la Edad Media, y a través del Camino de Santiago, se incorporaron muchos galicismos: alemán, batalla, barón (título), ciprés, coraje, hereje, pincel, escote, jamón, joya, manjar, mantel.  En el Siglo XVIII, con la llegada de una nueva dinastía reinante, los Borbones (de origen francés), se incorporan palabras comobayoneta, bufanda, brigada, gabinete,espectro, cadete, funcionario, espectador, petimetre.

    • Americanismos

    Hasta la conquista de América, nadie fumaba tabaco, ni se podían comer patatas, tomates, maíz, cacao, cacahuetes, ni tampoco se podía tomar café, ni chocolate. Colón descubrió un Nuevo Mundo, al que llevamos nuestra lengua. A cambio, América aportó muchas plantas y frutos desconocidos por los europeos, tantas como había en la tierra de Jauja . Los ríos servían de comunicación por medio de las canoas, pero tenían que tener cuidado con las pirañas. En el mar acechaban los tiburones y los tremendos huracanes. Cada tribu tenía su jefe o cacique. Las lenguas y pueblos eran numerosos. Desde México hasta la Patagonia vivían aztecas, mayas, aimaras, araucanos, incas, etc.

    • Anglicismos

    El mundo anglosajón domina hoy. Desde esa situación de privilegio ha impuesto su lengua a otros muchos pueblos. Y ha dado innumerables préstamos desde en todo el siglo XX: bistec, cheque, club, ponche., pijama, guisqui, champú, túnel, vagón, yate. A ellos habría que sumar algunos que no están admitidos por la Real Academia Española, pero de uso común: long-play, trust, living, etc.

    • Italianismos

    El influjo del italiano se hace notorio desde el Renacimiento, además de los continuos contactos de diversas maneras entre España e Italia desde la Edad Media hasta la actualidad. Tenemos muchos términos: aguantar, apoyar, arsenal, asalto, bazofia, bicoca, bisoño, bizarro, campeón, capricho, cabriola, embestir, mostacho, escopeta, piloto, centinela, fragata, novela, soneto, terceto, etc

    • Préstamos ibéricos
    • Lusismos: (de nuestro vecino y desconocido Portugal, antigua Lusitania) biombo, virar, buzo, mermelada, caramelo, catre, carambola, bandeja, brincar, banda, pleamar, mejillón, ostra, etc.
    • Galleguismos: alguien, morriña, macho, chubasco, achantarse, vigía, arisco, payo, etc.
    • Catalanismos: paella, nao, seo, anguila, anís, armatoste, bandolero, barraca, butifarra, capicúa, cartel, entremés, faena, forastero, grúa, etc.
    • Vasquismos: izquierda, ascua, pizarra, chaparro, boina, zamarra, cencerro, aquelarre, chabola, etc.